miércoles, 25 de marzo de 2009

El Gran Torino o la sutileza de 'Harry'

Un odio reprimido que se manifiesta en forma de prejuicios. Una mirada congelada en tres segundos. Y no hace falta más. Porque la realidad no usa hipérboles; la realidad no son dramas griegos de gritos al cielo y un Dios por testigo. Es la crudeza de querer clamar y no poder; de una injusticia que se desploma como el sol implacable sobre el desierto en la América profunda.

De desiertos de celuloide sabe bien Clint Eastwood. Como de injusticias y sufrimientos, que ya retratara en la abrumadora "Mystic River" (2003). Y de tenacidad y lucha, que humanizó sobre el 'ring' en la Hilary Swank the "Million Dollar Baby" (2004). Después de "Cartas desde Iwo Jima" y "Banderas de nuestros padres" (ambas en 2006), "Gran Torino" es, a mi juicio, la quinta de una serie empeñada en demostrar al público escéptico que el norteamericano vale más que para aceptar duelos de 'gringos' cabreados con cara de insolación.

Después de que en las dos anteriores refiriera a la Batalla de Iwo Jima ocurrida en la Segunda Guerra Mundial, Eastwood parece adentrarse en la inmediata Guerra Fría y la acción de la América imperialista.

Al igual que en todas, retrata el tópico de un héroe sin epopeya enfrentado a un imposible. El de "Gran Torino" se trata de un veterano de la Guerra de Corea (1950-1953), el conflicto que vino a estrenar la Guerra Fría y la estrategia de convertir Asia en un tablero internacional para el juego de potencias (en la segunda mitad del siglo veinte era EEUU contra la URSS; ahora el primero se enfrenta al abstracto fantasma del islamismo, pero el juego es el mismo).

De cara al contenido, el film podría parecer una apología panfletaria de los manidos valores estadounidenses. Se enmarca en el fenómeno vigente de la inmigración y el choque de culturas enemigas por historia. En este panorama, la figura del hombre blanco se erige (bandera estrellada de fondo) como paradigma de fuerza y valor impoluto entre mares de miseria.

Pero una mirada atenta puede extraer la crítica. Abstrayéndonos de algunos planos de manual obligados, podemos percibir cómo, a golpe de erosión, el director toca los prejuicios que sustentan el discurso bélico y colonizador que inauguró la expansión mundial norteamericana a partir de 1945 (hasta hoy).

Y lo hace a través de contrastes, como es la vida misma. Donde humor y drama conviven en la misma secuencia (vital o fílmica) y la fuerza de lo inesperado hace que el palo nos golpee con más virulencia. Igualito que en los duelos de spaguetti western...

4 comentarios:

KorXo dijo...

Esta pelicula me la han recomendado ya varias personas, y de diferentes gustos. Definitivamente ¡habrá que ir a verla !

¿Nota? ¿Que tal si valoramos todas las reseñas de 1 a 5 estrellas ?

adriahna dijo...

Mola, nos las damos de críticos con conocimientos sin tener ni puta idea del tema (por fin me siento periodista... XD)

KorXo dijo...

Despues de otra nueva recomendación sobre esta peli(la de albertito) me decidía a ir a verla ayer.

Mi valoración es tal cual me la describio alberto "una película que me gusto bastante, pero no te esperes un peliculón". Mas o menos un 3-4 sobre 5.

En general, me gustó mucho los toques de humor con la que está salpicada la pelicula, muy al estilo del tito Clint :). En cuanto al transfondo ideológico, me pareció demasiado previsible.

Anónimo dijo...

estooo.... acabo de descubrir este blog! Muy buena crítica, adri!! y muy buen blog migue!!! genial!

PD: por cierto, obligaste "El intercambio"!!!

Maria