sábado, 25 de abril de 2009

Libro: Freakonomics. A rogue economist explores the hidden side of everything


Freakonomics. A rogue economist explores the hidden side of everything ***--

Libro atípico sobre economía. Editado en torno a 2005, es pionero en lo que se puede denominar economia recreativa ó genero "freakonomics" como el propio autor propone. Todo el libro se fundamenta en preguntas triviales ó creencias populares que pueden tener una explicación razonada desde el punto de vista de un economista. Muy en la linea que yo sucribo en que todo tiene una explicación (aunque esta no se encuentre).

La redacción te engancha desde el principio, ¿Porque los vendedores de droga aún viven con sus madres? ¿Como influye la raza en el éxito? ¿Que hace a un padre perfecto? Son preguntas que te incitan a seguir leyendo. El libro está estructurado en varios a capitulos en torno a un tema inicial. A su vez está dividido en amenos episodios que responden a la pregunta con la que cierra el episodio anterior. Muy al estilo Lost (la serie), que te deja inquieto y te obliga a continuar.
La edición que tengo contiene como bonus una serie de columnas que Levitt escribió en NYTimes (donde conoció a Dubner) y algunas anotaciones del blog donde escriben regularmente. Como curiosidad el libro esta ideado por Levitt (economista) y redactado por Dubner (periodista).

Personalmente se da una circunstancia, es el primer libro con vocabulario complejo que he leido integramente en inglés. Y creedme si os digo que se nota. Generalmente acudo a dictionary.com a consultar cualquier palabra o expresión que no conozco. En este caso no he podido porque me ralentizaba en exceso la lectura lo que en ocasiones ha provocado que haya leido con predisposición negativa.

Ahondando más en el argumento os pongo algunos ejemplos desarrollados (Atención, esto puede considerarse un espoiler del libro, así que si no quieres saber nada de las conclusiones os aconsejo saltaros esta lista):
  • ¿Porque viven los vendedores de droga con sus madres? Existe una estructura fuertemente jerarquizada en el negocio de la droga, donde los grandes beneficios se los quedan unos pocos de la cuspide, por lo que los vendedores de la calle ven una parte ínfima de todo el dinero que manejan.
  • ¿Como influye la raza en el éxito? Aqui introduce muy acertadamente los conceptos de correlación y casualidad y la diferencia que hay entre ambos. Una persona fracasa por provenir de un ambiente determinado, si eres negro es más probable que provengas de ese ambiente. Luego los negros en general fracasan más, no por el hecho de ser negro sino por provenir de ese ambiente (se refiere a negros de USA, aqui en España se podría aplicar a gitanos).
  • ¿Que hace a un padre perfecto? En base a varios análisis sobre estudios de notas se deduce "lo que influye y lo que no" llegando a la conclusión que no importa "que haces" para educar a tu hijo, sino "quien eres" y lo que le transmites directa e indirectamente de por si.
Valoración

Las circunstacias en las que lo he leido han sido pésimas. En un inglés algo complejo para mi nivel lo que me ha llevado a leerlo a saltos, algo que no me gusta hacer. Además, lo he alternado con otros tres libros de diferente temática, lo cual ha sido un error. He estado leyendo en paralelo un libro académico (Sistemas Electrónicos Digitales), novela (La cripta embrujada de Mendoza), empresarial (La escritura rentable) y este último de divulgación. Lo desaconsejo totalmente, el número máximo debe ser dos y ocasionalmente tres.

En cuanto al libro me ha hecho pasar un buen rato. Recuerda a "El economista camuflado" de Tim Hardford pero sin ningún intento de enseñanza económica. En resumen, un libro ameno con explicaciones sorprendentes a preguntar interesantes. Recomendado para aquellos que quieren destacar en la fiesta como "ellistoquetodolosabe"!

Y tú, aún no sigues a @KorXo en twitter ?

sábado, 11 de abril de 2009

¿Donde cobrar la nómina? - Comparativa ofertas actuales


La mayoría de los trabajadores estamos ejerciendo por cuenta ajena, es decir, trabajamos para una empresa que nos paga un sueldo. Esa cantidad es la nómina y lo habitual es recibirla por transferencia bancaria a una cuenta de nuestra elección, o lo que es lo mismo "domiciliar la nómina".

¿Porque es tan interesante donde domiciliar la nómina? Porque a los bancos les interesa mucho tener un flujo mensual constante de dinero. Por ello debemos aprovechar nuestra ventaja y buscar las condiciones mas ventajosas para nosotros.

En ocasiones, domiciliar la nómina es requisito indispensable para la contratación de una hipoteca, un fondo determinado o cualquier otro producto financiero. Sin embargo, hay personas que no tienen esa "obligación" y son libres de mover su nomina en busca de un regalo o mejores condiciones. A continuación publico una lista detallada de las mejores ofertas existentes a dia de hoy en el mercado español:

  • ING Direct - Cuenta nomina
    Operativa: Online
    Tarjeta: Visa debito y visa crédito gratuita.
    Cajeros: 4b gratuitos, euro6000 gratuito a partir de 50 €.
    Comisiones: Gratis mantenimineto y transferencias nacionales y UE (hasta 50K €).
    Otros: 2% devolución recibos
    Regalo: Plan amigo. 50 € por domiciliarte y 50 € para quien te lo diga. (Si os dais de alta, pedirme a mi el código ;)).
    Requisitos: Domiciliar nómina


  • Ibanesto - Cuenta azul
    Operativa: Online
    Tarjeta: Visa debito y visa crédito gratuita.
    Cajeros: 4b gratuitos.
    Comisiones: Gratis mantenimineto y transferencias nacionales y UE (hasta 50K €).
    Otros: 3% devolución recibos
    Regalo: Sin regalo.
    Requisitos: Domiciliar nómina


  • Banesto - Nomina vamos
    Operativa: Presencial y online.
    Tarjeta: Visa y mastercard. Primer año gratuitas, resto 25 € anuales.
    Cajeros: Desconocido.
    Comisiones: Desconocido.
    Regalo: Tarjeta regalo de 500 € ó 1000 € según importe de la nómina. Sujeto a retención 18% IRPF.
    Requisitos: Domiciliar nómina, tres recibos, contratar dos tarjetas y permanecer 40 meses.


  • Activobank - Cuenta activa nomina
    Operativa: Online (Banco sabadell)
    Tarjeta: Debito gratuita. 10 € estampación tarjeta.
    Cajeros: Servired gratuito.
    Comisiones: 0 € mantenimiento. Resto desconocido.
    Otros: Remunerado al 4% TAE.
    Regalo: Sin regalo.
    Requisitos: Domiciliar nómina y 3 recibos.


  • Uno-e - Paga extra uno-e
    Operativa: Online
    Tarjeta: Debito y credito gratuita.
    Cajeros: Desconocido.
    Comisiones: 0 € mantenimiento y transferencia.
    Otros: Remunerado al 1,5% TAE
    Regalo: 20% de la nómina que domicilies. Máximo 600 €. Sujeto a retención fiscal (18%).
    Requisitos: Domiciliar nómina y 3 recibos. 24 meses.


  • Oficina directa - Cuenta corriente premium
    Operativa: Online (Banco pastor)
    Tarjeta: Debito y crécito gratuitas. Visa y mastercard.
    Cajeros: 4b gratis
    Comisiones: 0 € mantenimiento y transferencia.
    Otros: Devolución 2% recibos
    Regalo: Abono anual legálitas (Asesoria básica de abogados)
    Requisitos: Domiciliar nómina.


  • Caixa galicia - On cuenta nomina
    Operativa: Online
    Tarjeta: Débito gratuitas.
    Cajeros: Red Caixa Galicia y euro6000, 2 disposiciones gratuitas mensuales en el resto.
    Comisiones: 0 € mantenimiento, 8 transferencias gratis al mes.
    Regalo: Nintendo wii ó portatil ultraligero.
    Requisitos: Domiciliar nómina y 2 recibos. 30 meses. Nomina 1200 € mínimo para Wii y 1500 € para notebook.


Valoracion

Yo soy más partidario de fijarse en los servicios que lleva asociada cada una. Por tanto, poned el punto de mira en aquellas que no tienen comisiones de ningun tipo y si ademas os hace algún regalito pues mejor que mejor. En mi caso concreto estoy con ING direct y de momento voy a continuar porque me están dando un buen servicio. Tened cuidado con las cuentas muy golosas por el regalo que te hacen, como los 500 € de banesto o el 20% de uno-e. Aunque seán muy atractivos, los requisitos son muy altos.

Si pretendeis tener varias "cuentas nómina" ya os digo que no es posible, porque el ingreso del sueldo via nómina tiene un código especial. Lo que si podeis hacer es tener una cuenta donde ingresar la nómina para aprovechar sus ventajas y mensualmente transferir el sueldo a la cuenta en la que realizemos la operativa habitual.

De momento solo he estado en Cajasol (no ofrecen nada) y en ING direct, pero si tuviese que hacer un top 3 me quedaría con:
  1. ING direct

  2. Oficina directa

  3. Ibanesto

El consejo es final es de perogrullo. Para decidiros por una cuenta concreta: estudiad vuestra situación, comparad las ofertas del mercado y contratad la que mas os guste. Pero no sigais regalandole dinero en comisiones a vuestro actual banco, ¡que son ellos quienes deben recompensaros!

¿Aún no sigues en twitter a @KorXo? (Emulando a @fodor)

jueves, 2 de abril de 2009

Mi reloj

Bajo la luz tenue y amarillenta de la sala se apilaban infinidad de instrumentos y utensilios, algunos increíblemente extraños y cuyos nombres eran casi impronunciables. La estancia era rectangular, de unos cinco metros de largo por tres de ancho. El suelo gris, las paredes blancas y el techo amarillento, de escasa altura, lleno de desperfectos posiblemente causados por accidentes a la hora de manejar los instrumentos y utensilios antes mencionados.


A ambos lado de la sala, mandaban firmes estantes blancos con los frontales celestes, y en uno de los fondos un artilugio de fabricación casera, lleno de cables, pantallas, remiendos y carteles de no tocar. La puerta tenía una pequeña ventana tapada con bolsas de basura, y una silla de oficina, con sólo dos ruedas, deambulaba sin rumbo fijo. Sólo había una ventana, cubierta por una rudimentaria y sucia cortina de color azul. Tras la cortina, se podría divisar la ciudad casi en su totalidad. La vista se perdía el horizonte, y las noches y las mañanas se turnaban tras aquel ventanal. Quizás la cortina fuera de las pocas cosas que tenía un uso razonable en aquel lugar: por la mañana estaba desplegada y por la noche recogida.


Cualquier persona, por la descripción del lugar, pensaría que se trata de un laboratorio. Y en efecto, para casi todos aquél lugar podría serlo. Para todos menos para él. Para él aquello era todo lo que tenía. Aquél lugar contenía sus preguntas, sus inquietudes y su tiempo. Y de aquél lugar tendrían que salir las respuestas a sus interrogantes. No importaba cuándo, ni cómo. Pero estaba convencido que dedicando sus esfuerzo y su tiempo a reflexionar en aquel antro alcanzaría lo que siempre había soñado.


Salía a la calle de noche, porque pensaba que la gente es auténtica cuando no brilla el sol. Los que no tenían nada que decir, dormirían. Los que tenían que luchar, estarían planeando su estrategia. Los que tenían algo que buscar, buscarían. Y los que caminan junto el mal, harían sus fechorías. Nadie está disfrazado de noche. Para él, todos eran genuinos cuando la oscuridad predomina sobre la luz. Por eso su cortina funcionaba tan bien. Porque odiaba los amaneceres, donde lo auténtico dejaba paso a lo espurio. Y en cambio, veneraba los atardeceres. Cuando el sol se ocultaba en el horizonte, cuando la luna y las estrellas hacían acto de presencia tomando posiciones en el firmamento, cuando el sol se ponía naranja enrabietado por el estéril esfuerzo que hacía para no dar paso a la noche, entonces lo falso se intercambiaba con lo real.


Su adocenada y monótona vida comenzaba al mediodía, cuando despertaba mirando al techo, inmóvil, con los ojos clavados en el primer punto que divisaba al abrirlos. Se esforzaba por recordar si durante la noche había pensado en algún enigma que resolver o cualquier solución brillante había hecho acto de presencia en sus sueños. En el caso de que alguna de las dos cosas ocurriera, se levantaba con serenidad, se dirigía hacia una pizarra colocada en una de las paredes y la anotaba. Aquella mugrienta pizarra listaba todos los objetivos que tenía en su vida.


No solía salir. Su principal fuente de aprovisionamiento alimenticio era una señora, de más o menos su edad, que a diario y desde hacía infinidad de años le traía la comida a la misma hora y con la misma sonrisa. El no comprendía por qué lo hacía, simplemente le abría la puerta, tomaba los alimentos y con un escueto gracias se despedía de ella hasta la mañana siguiente. Esto provocaba que saliera aún menos. Cuando lo hacía, buscaba el horario más adecuado para que el medio de transporte estuviera lo más vacío posible. Al subir, exploraba el medio. Si estaba medio vacío o vacío en su totalidad, sentía un profundo alivio al poder escoger un lugar donde sentarse sin que nadie le molestara ni interrumpiera sus pensamientos. Se hundía en el asiento, agachaba la cabeza y leía las notas que llevaba impresas en papel reutilizado.


El resto del día lo pasaba observando experimentos, llevando a la práctica teorías y recogiendo los desperfectos de las explosiones controladas que sucedían con más frecuencia de la deseada.


Lo más sorprendente de todo era una manía, por llamarlo de alguna forma, que tenía. Al terminar de comer, se ponía un mono blanco y se dirigía hacia un espejo de unos dos metros de alto. Delante del mismo, se despojaba de sus gafas, cogía una cámara de fotos bastante vetusta y disparaba. Al cabo de unas horas revelaba aquella fotografía, le ponía fecha y la guardaba en un enorme archivador que contenía todas las fotografías que se había hecho con anterioridad.


Un día, en un momento de dispersión, comenzó a ojear el contenido de aquel álbum. De repente una tremenda angustia se apoderó de él. Se había dado cuenta de que el tiempo había transcurrido sin piedad, y que ninguno de sus objetivos se estaba cumpliendo. Tenía recogida toda su vida en una carpeta pero no servía para nada. La sensación de fracaso, hastío y desesperación era inevitable.


Se dirigió entonces a la pizarra y borró todo el contenido salvo la primera de las opciones: controlar el tiempo. Ese fue su primer objetivo y para ello construyó el esperpento que ocupaba parte de la habitación. Entonces, decidió retomar el proyecto con más fuerza y durante los siguientes años sólo se dedico a él.


Pruebas, pruebas, pruebas. Fracasos, fracasos, fracasos. No podía más, estaba atormentado. La simple idea de que algo le superara, de que el su tiempo le dominara a él, le estaba conduciendo al abismo.


Una de aquellas tardes de ensayo – prueba – error – fracaso – depresión, entró en cólera y comenzó a tirar todos los utensilios al suelo, mientras gritaba como un energúmeno. La señora que a diario el traía la comida podía escuchar desde la escalera bramidos groseros. Ella sabía de su proyecto, pues miraba la pizarra todos los días cuando le dejaba la comida.


Llamó la puerta, y se oyó un grito: ¡¡Qué!! Era la primera vez que no le abría la puerta directamente, y también era la primera ocasión en la que le decía una palabra distinta a Gracias.


Con serenidad, le contestó: Soy yo. Necesitas comer, ábreme por favor. Tras una breve espera, la puerta se abrió y él, sin decir nada, se volvió a sentar dándole la espalda. Ella, que sentía profunda lástima y un inmenso cariño por él, se acercó despacio, dejando la comida a su derecha y continuó hasta el otro extremo de la mesa. Cogió una caja, se sentó encima y mirándolo cara a cara le dijo: Dame tu reloj.


Él no daba crédito a lo que estaba viviendo. Aquella señora le había pedido que le diera el reloj, pero ¿para qué? Turbado e intrigado por aquella petición, accedió, dándole el reloj que le regaló su padre y el reloj de los experimentos.


La señora comenzó a hablarle de qué significaba para ella subir a diario su comida, por qué lo hacía, lo feliz que se sentía haciéndolo. La conversación derivó en otros comentarios, algunos divertidos, otros tristes, otros trascendentales. Hablaron de lucha, de sueños, de buscar y encontrar, de la eternidad...


Cuando terminaron, ella extendió la mano y le dijo: Tus relojes. Pero antes, ¿qué hora piensas que es? Se hizo un silencio algo incómodo y contestó con firmeza: es verano. Son las 21:45h. Debe estar anocheciendo.


Muy bien – dijo ella. Le dio sus relojes y sin mediar palabra más se marchó. Él estaba convencido de que le había dicho la hora correcta, así que como parte de su rutinaria vida, se dirigió, como a diario, a la ventana para ver el atardecer que tanto le gustaba.


Pero nada más lejos de la realidad. Era de noche, noche cerrada. La primera vez en muchísimos años que se perdía un atardecer. El tiempo había pasado tan rápido que no se había dado cuenta de ello. Aquella señora consiguió dirigirlo de manera brillante, le había engañado.


Durante aquella noche no dejó de pensar en lo que había ocurrido. Se sentó en la misma mesa, esta vez mirando a la puerta, y esperó a que volviera al día siguiente a traerle la comida. Quería darle las gracias por todos los años de dedicación desinteresada y por la conversación inolvidable que acababan de mantener.


Los minutos pasaban muy despacio en la espera. Miraba sus relojes, y las agujas parecían ir hacia atrás. Estaba ocurriendo lo que precisamente esperaba que hiciera su máquina. Manipular el tiempo. Tiempo que casi se para al llegar la hora en la que ella debería aparecer. Pero ese día no apareció. Entonces, el tiempo definitivamente se paró para él. No podía imaginar tener que esperar otras 24 horas tan lentas como las anteriores. ¡Y aquella máquina no funcionaba!


De correr por la estancia sin rumbo, de pensar, del nerviosismo de imaginar que no volviera más, cayó rendido. Había consumido todas sus energías. Durmió profundamente, sin soñar en experimentos, soluciones mágicas, hipótesis ni fórmulas. Sólo le despertó una llamada a su puerta. Se levantó de un salto y abrió la puerta. Era ella.


Pero no traía comida. El la miró extrañado a ver sus manos vacías, y en la intersección de su casa con el pasillo del edificio, ella le dijo: Los lugares se construyen solos, las estancias son tan grandes como la distancia al prójimo y el tiempo es la suma de las horas y los minutos que los demás te quieran dedicar. Todos somos una pieza de tu máquina mágica.


Aquella frase fue como un disparo a todas y cada una de las fotografías de aquél álbum. Quedó en estado de shock. Tanto que ni siquiera se dio cuenta de que ella se marchó en la oscuridad. Cuando volvió en sí, se dirigió a la pizarra, y al lado del único objetivo que quedaba, que era controlar el tiempo, escribió: conseguido, 25/05/08.


Cogió una maleta, levantó la persiana y sin volver la vista hacia detrás, cerró la puerta.